Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

I Macabeos 10, 14-41

14 Sólo en Bet Sur quedaron algunos de los que habían abandonado
la Ley y los preceptos porque esta plaza era su refugio.

15 El rey Alejandro se enteró de los ofrecimientos que Demetrio
había hecho a Jonatán. Le contaron además las guerras y proezas que él y
sus hermanos habían realizado y los trabajos que habían sufrido.

16 Y dijo: «¿Podremos hallar otro hombre como éste? Hagamos de él
un amigo y un aliado nuestro.»

17 Le escribió, pues, y le envió una carta redactada en los siguientes
términos:

18 «El rey Alejandro saluda a su hermano Jonatán.

19 Hemos oído que eres un valiente guerrero y digno de ser amigo
nuestro.

20 Por eso te nombramos hoy sumo sacerdote de tu nación y te
concedemos el título de amigo del rey - le enviaba al mismo tiempo
una
clámide de púrpura y una corona de oro -. Por tu parte, haz tuya
nuestra
causa y guárdanos tu amistad.»

21 El séptimo mes del año 160, con ocasión de la fiesta de las
Tiendas, vistió Jonatán los ornamentos sagrados; reclutó tropas y
fabricó
gran cantidad de armanento.

22 Demetrio, al saber lo sucedido, dijo disgustado:

23 «¿Qué hemos hecho para que Alejandro se nos haya adelantado en
ganar la amistad y el apoyo de los judíos?

24 Les escribiré también yo con ofrecimientos de dignidades y
riquezas para que sean auxiliares míos.»

25 Y les escribió en estos términos:

26 El rey Demetrio saluda a la nación de los judíos. Nos hemos
enterado con satisfacción de que habéis guardado los términos de nuestra
alianza y perseverado en nuestra amistad sin pasaros al bando de nuestros
enemigos.


27 Continuad, pues guardándonos fidelidad y os recompensaremos
por todo lo que por nosotros hagáis.

28 Os descargaremos de muchas obligaciones y os concederemos
favores.

29 Y ya desde ahora os libero y descargo a todos los judíos de las
contribuciones, del impuesto de la sal y de las coronas.

30 Renuncio también de hoy en adelante a percibir el tercio de los
granos y la mitad de los frutos de los árboles que me correspondían, del país
de Judá y también de los tres distritos que le son anexionados de Samaría -
Galilea... a partir de hoy para siempre.

31 Jerusalén sea santa y exenta, así como todo su territorio, sus
diezmos y tributos.

32 Renuncio asimismo a mi soberanía sobre la Ciudadela de
Jerusalén y se la cedo al sumo sacerdote que podrá poner en ella
de
guarnición a los hombres que él elija.

33 A todo judío llevado cautivo de Judá a cualquier parte de mi reino,
le devuelvo la libertad sin rescate. Todos queden libres de tributo, incluso
sobre sus ganados.

34 Todas las fiestas, los sábados y los novilunios y, además del día
fijado, los tres días que las preceden y los tres que las siguen, sean todos
ellos días de inmunidad y franquicia para todos los judíos residentes en mi
reino:

35 nadie tendrá autorización para demandarles ni inquietarles a
ninguno de ellos por ningún motivo.

36 En los ejércitos del rey sean alistados hasta 30.000 judíos que
percibirán la soldada asignada a las demás tropas del rey.

37 De ellos, algunos serán apostados en las fortalezas importantes del
rey y otros ocuparán puestos de confianza en el reino. Sus oficiales y jefes
salgan de entre ellos, y vivan conforme a sus leyes, como lo ha dispuesto el
rey para el país de Judá.

38 Los tres distritos incorporados a Judea, de la provincia de Samaría,
queden anexionados a Judea y contados por suyos, de modo que, sometidos
a un mismo jefe, no acaten otra autoridad que la del sumo sacerdote.

39 Entrego Tolemaida y sus dominios como obsequio al Lugar Santo
de Jerusalén para cubrir los gastos normales del Lugar Santo.

40 Por mi parte, daré cada año 15.000 siclos de plata, que se tomarán
de los ingresos reales en las localidades convenientes.

41 Todo el excedente que los funcionarios no hayan entregado como
en años anteriores, lo darán desde ahora para las obras de la Casa.